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Con la llegada del verano al hemisferio sur, el sol se convierte en uno de los protagonistas de nuestra vida diaria. En Argentina, la radiación ultravioleta (UV) es particularmente intensa, lo que nos obliga a repensar nuestra rutina de cuidado de la piel. El uso del protector solar dejó de ser un simple cosmético de playa para convertirse en una herramienta fundamental.
Pero, ¿sabemos realmente cómo elegirlo y aplicarlo correctamente? Aca desglosamos la guía definitiva para proteger tu piel de los efectos nocivos del sol.

Entendiendo el ABC del protector solar

El protector solar actúa como una barrera que defiende la piel de los rayos UV, los principales responsables del envejecimiento prematuro y el desarrollo del cáncer de piel. Para una protección completa, es vital entender dos conceptos:

FPS (Factor del Protector Solar) y su significado

El FPS indica la capacidad del producto para bloquear los rayos UVB (los que causan las quemaduras solares).

  • FPS 15: Bloquea aproximadamente el 93% de los rayos UVB.
  • FPS 30: Bloquea aproximadamente el 97% de los rayos UVB.
  • FPS 50 o más: Bloquea aproximadamente el 98% o más de los rayos UVB.

La Sociedad Argentina de Dermatología (SAD), así como organizaciones internacionales, recomiendan un FPS de 30 o superior para el uso diario en el contexto de nuestra latitud, intensificando a 50+ durante la exposición directa.

Protección de amplio espectro

Busque siempre la leyenda «Amplio Espectro» o «UVA + UVB». Esto significa que el producto protege tanto contra los rayos UVB (quemaduras) como contra los rayos UVA (envejecimiento, manchas y factor clave en el cáncer de piel).

La regla de oro: Aplicación correcta

El mejor protector solar es inútil si se aplica de forma incorrecta.

  • La cantidad necesaria: La dosis estándar recomendada es la «regla de la cucharadita». Esto equivale aproximadamente a 30 gramos (o el tamaño de una pelota de golf) para cubrir todo el cuerpo de un adulto.
  • El momento justo: El protector debe aplicarse 30 minutos antes de exponerse al sol. Esto le da tiempo a la piel para absorberlo y activar sus filtros protectores.
  • Repetición fundamental: La re-aplicación es crucial. Se debe repetir:
    • Cada dos horas de exposición continua.
    • Inmediatamente después de salir del agua (incluso si es resistente al agua).
    • Tras transpirar en exceso o secarse con una toalla.
  • Dato clave: Las áreas olvidadas son la nuca, las orejas, los empeines y los labios (utilice protector labial con FPS).

Más allá de la playa: Uso diario y preventivo

El mito de que el protector solar solo se usa en la playa o la pileta es uno de los mayores errores en la prevención. Los rayos UV atraviesan las nubes y el vidrio de las ventanas.

  • Uso urbano: Debe aplicarse todos los días del año, incluso en invierno o en días nublados, especialmente en el rostro, cuello, escote y manos.
  • Piel oscura: Las pieles morenas o negras también necesitan protección solar, ya que, si bien su riesgo de quemaduras es menor, el riesgo de cáncer de piel y fotoenvejecimiento sigue existiendo.
  • Bebés y niños: Los bebés menores de 6 meses no deben exponerse directamente al sol. En niños, la aplicación debe ser constante y generosa.

La Relación con la Vitamina D

Una preocupación común es si el uso riguroso del protector solar bloquea la producción de Vitamina D.

Si bien los protectores solares limitan esta síntesis, los dermatólogos aseguran que la exposición incidental o breve de brazos y piernas, fuera de las horas pico de radiación, es suficiente para la mayoría de las personas. La preocupación por el cáncer de piel supera ampliamente la de la deficiencia de Vitamina D, la cual puede ser manejada con dieta o suplementos bajo supervisión médica.

En Salud y Bienestar les recordamos que la prevención salva vidas. Incorporar el protector solar a su rutina diaria es la forma más efectiva y sencilla de cuidar su salud a largo plazo.

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